CRITICAS
JOSÉ CORREDOR MATEOS
Materia y Acción Dramática
La figura humana es uno de los grandes temas del arte, acaso el gran tema, y estoy tentado a decir que, incluso cuando se trata de paisajes o bodegones, su ausencia tanto podemos advertirla como un vacío como considerar que todo lo que pueda haber en el espacio está referido a ella. Lo interesante, pues, y esto ha de contribuir a identificar la obra de un creador, es ver cómo esta presencia está vista e interpretada.
A ello nos invita la obra de José Luis Navarro, en circunstancia especialmente propicia, ya que la exposición de su obra tiene carácter retrospectivo
La manera como se desarrolla su propia visión de la figura humana y otros elementos de sus cuadros irán marcando su evolución, su maduración plástica y, correlativamente, su visión del mundo.
Para pintar el mundo primero hay que descomponerlo. En ello hay tanto de negación como de afirmación. Navarro descompone de un modo y otro las formas reales: hombres y mujeres, y también animales, sobre todo pájaros, y algunos trenes. Salvo cierta etapa marcada por el surrealismo, todas las figuras humanas abren sus brazos y piernas, como queriendo echar a volar, y las restantes formas se alargan o ensanchan. Esta descomposición de la imagen está acompañada de dinamismo. Otra excepción: la estática figura femenina, el águila, la cabeza de caballo y las manzana que pende flanqueada por dos grifos, todo sobre un uniforme fondo negro y que paree detenido, fuera del espacio y del tiempo.
Hay aquí mezcla de dramatismo y de humor, dos polos para establecer un justo y acaso necesario equilibrio. Es evidente que el artista se toma el mundo, en serio, pero, como creador, es también crítico. José Luis navarro ve el mundo en su desgarro permanente , y Frances Miralles ha comentado con razón que aquí “desde la reflexión de la existencia” se nos da un estallido, una explosión de muerte; en el sentido último de nuestro paso por este mundo.
Pero para pintarlo se coloca la lente del humor, que todo lo relativiza. Y detrás del humor está, como ocurre a menudo, el amor. Es evidente que siente ternura por sus personajes, y hasta cierto punto se identifica con ellos. Podemos decir que su arte es de carácter expresionista -en el fondo todo arte contemporáneo lo es-; y es, por lo tanto gesto -algo que es también, sobre todo, el arte contemporáneo-.
La manera cómo esto se produce en la obra de Navarro es muy personal. En ella podemos encontrar además el hilo que une las distintas vías como se manifiestan en su pintura y su dibujo, la descomposición del mundo y esa suerte de grito de sus criaturas. Con el tiempo, lo que era, en gran parte, dibujo, el de unas figuras sorprendidas en plena acción, se ha convertido en pintura. Si antes veíamos las formas recortadas e importaban sobre todo sus siluetas y las circunstancias en que se hallaban, ahora todo es interior. Las figuras, las formas, se han abierto, y no es que haya desaparecido el dibujo, sino que se ha camuflado.
Lo que nos importa ahora es la pintura. Una pintura de gruesos empastes, muy rica en tonos, dentro de una gama voluntariamente limitada. Dominan los grises, los azules, los ocres, con el negro que marca los límites y sostiene y da el ultimo sentido a todo. Pero si nos fijamos con atención comprobaremos que también se da una delimitación más precisa de la figura deslindando lo que es por dentro y lo que envuelve. Pero se diría que todo es el mismo magma, el mismo mar, la misma substancia. Algo como un oleaje, el del mundo, bate los limites de la figura. La materia que llena, en gruesas capas, los cuadros de su última etapa está trabajada con sabiduría plástica. No se ha dejado de lado la referencia al mundo que llamamos real, sino que seguimos encontrando figuras reconocibles, sobre todo humanas, su tema principal, el gran tema del arte. Vista en su conjunto, esta exposición de José Luis Navarro nos permite apreciar la coherencia con que se ha desarrollado su obra, con la evidencia de que ha respondido, en todo momento, una necesidad interior. Y comprobaremos también que el camino seguido ha sido el de una progresista y plena realización de su capacidad creativa.
José Corredor Mateos
Asesor de Exposiciones artísticas para entidades de gran prestigio en el edificio de Gaudi “La Pedrera” de la ciudad de Barcelona (España) y de artistas Internacionales en otros centros de reconocido prestigio Internacional.
ARNAU PUIG
Al menos por lo que se refiere a José Luis Navarro, (Granollers, 1960) nos volvemos a encontrar con aquella situación en que nada más se introduce en el mundo del arte que aquel que tiene una disposición natural y una necesidad visceral, provocando así una inflexión a una cierta tendencia contemporánea que hacía que al mundo del arte nada más fueran personas “conceptuosas”, pero sin ninguna habilidad especial.
José Luis Navarro es un dotado para la plástica, tanto para la captación como para la representación. Un buen día vio unos “Tapies matéricos” y percibe que tienen una sensibilidad estética, otro día es él mismo que se siente capaz de reproducir con las herramientas oportunas cualquier cosa de su entorno. Pero también es consciente de que la sensibilidad la guía un cierto concepto que la ordena y la construye.
En poco tiempo recorre prácticamente todas las posibilidades del arte contemporáneo que va desde la reproducción a la expresión, siempre que exista un concepto, una intención que lo guíe. Es decir, de la capacidad de reproducir pasa inmediatamente al surrealismo, la intención es aquello que se ha producido, del esquematismo de la reproducción al expresionismo caricaturesco que coloca de manifiesto el velo que encubre la autenticidad de los hechos. Salta al expresionismo puro y duro.
Su mano y su concepto de la pintura es ágil para construir y dimensionar, no le hacen falta demasiados recursos académicos, ya que su sensibilidad y su capacidad ejecutiva lo han adiestrado en las maneras y modos de los maestros contemporáneos. Es cierto que con alegría y ánimo, quiere saber cómo se aprende todo esto, pero todavía es más cierto que la lección fue comprendida y asimilada con creces. Una línea y unos colores construyen y contornean, la esencia de trementina y sus chorreones dimensionan y profundizan; la intención deforma y expresa. De los hombres pasa a las ciudades. Todo es cada vez más expresivo al diluirse la referencia objetiva.
Pero las superficies afinadas por la esencia de trementina van dejando paso a los espacios gruesos de la materia. Ahora ya no es la pintura sino la materia la que quiere expresarse. El artista cree que quizás es el “mito” el que explicará desde ahora el contenido de sus cuadros. Planteada la cuestión así, dejando al margen ya las simbologías surrealistas y las expresividades formales, en el combate “matérico” que el artista libra, la obra se encuentra emplazada entre las posibilidades de un Tapies o de un Barceló.
El nuevo propósito es expectante o la expresión matérica o la expresión por la materia. La opción y la solución pertenecen a José Luis Navarro.
Arnau Puig
Ensayista y Crítico de Arte
Teórico del grupo artístico Dau al Set.
FRANCESC MIRALLES
Existe en la obra de José Luis Navarro una matizada dualidad. Por una parte, una explosión de vida: las bailarinas danzando en la arena de la playa, los bancos de peces cruzando un fondo marino, las libélulas danzando sobre flores innombrables, nos sumergen en un mundo sensual, donde el mar y el sol deducen los sentidos. Por otra parte, la reflexión sobre la persona: desde el cuerpo humano, desde el hombre que siente su condición amenazada, desde la reflexión del sentido de la ausencia, se nos ofrece un estallido de muerte; el sentido último de nuestra marcha sobre esta tierra.
José Luis Navarro, con esta dualidad se nos muestra como un artista profundamente mediterráneo. Con un lenguaje de técnica amorosa que va perfilando poco a poco, es sensible a los grandes temas que han configurado, a lo largo del tiempo, el Arte Mediterráneo; el sentido sensual de la vida y la reflexión sobre el destino. Nos encontramos delante de un artista que se aleja de planteamientos estrictamente estilistas y retorna a la vía del pensamiento. Es la búsqueda de la fruición de los sentidos, sin olvidar la angustia de la condición humana.
Francesc Miralles
Crítico de Arte
Director de la Escola Massana de Barcelona 1980-1985
ANTONI BOTEY
No es muy frecuente que un galerista escriba una presentación para un artista vinculado a su galería. ¿Qué puede decirse en su contra?Todo lo que diga de su obra puede parecer propaganda interesada.
El caso es que me ha honrado pidiéndome unas palabras para esta exposición especial y ni por su valor como artista ni por la amistad sincera que nos une no puedo negarme.
José Luis Navarro con su trabajo honesto, bien hecho, sin concesiones, ha ido día a día subiendo escalones en el mundo del arte.
Su inconformismo, una aspiración a la cual no puede renunciar ningún artista lo ha llevado a crear trayectoria.
Hoy son apreciadas sus creaciones mucho más allá de nuestro entorno, y eso es importante.
Hace más de seis años que tenemos obras suyas en nuestra galería. Hemos seguido paso a paso su evolución, somos conscientes de su esfuerzo y no podemos dejar de animarlo. Creemos en el y en su obra.
Adelante José Luis.
Antonio Botey
Director de la galería de arte AB de la Ciudad de Granollers.
JOAN SALA VILA
La vida humana entraña una necesidad de convivencia que los artistas convierten en un diálogo cromático de testimonio, irónico, laudatorio y a menudo de denuncia. Es el caso de José Luis Navarro, que a través de su pintura incisiva y en cierta manera, agresiva, conecta con el entorno social, que crea la persona humana. El dibujo y el color transparentan, con sus formas y matices, vivencias mediante el lenguaje de la figura humana, debidamente deformada, de acuerdo a un criterio estudiado y codificado.
Sin miedo a equivocarnos, podemos afirmar que la pintura actual de José Luis Navarro defiende una filosofía social de relación entre el hombre y su entorno. El cuerpo humano, nunca ha jugado un tan destacado papel de protagonista, pero el papel de protagonismo obedece a unos intereses concretos, que dirigen la orquesta desde una discreción muy disimulada.
José Luis navarro, con un cromatismo hermano de la tierra y un dibujo deshumanizado conscientemente, presenta una pintura de un profundo sentimiento humanista. La manipulación del cuerpo se convierte en lenguaje artístico en defensa de la convivencia humana.
Joan Sala i Vila
Asesor Artístico de la Galería BM de Granollers. (Barcelona)
PEDRO LUIS IBÁÑEZ LÉRIDA
EL CIELO BENEFACTOR DE JOSÉ LUIS NAVARRO
Frontera es orilla de su propio misterio
Francisco Basallote.
LA BÚSQUEDA DE LA BELLEZA contrae la certidumbre de lo que siendo inalcanzable posibilita el goce efímero que brinda. En ese abundamiento la armonía que ejerce sobre el espectador procura un espacio de justicia: el mundo se nos presenta inédito, génesis del alumbramiento de la mirada remozada que obra sobre aquél –el espectador- desde dentro. Es decir, un proceso de construcción interior y permanente introspección. El arte conjuga ambas sensibilidades para aposentar su espíritu en la del ser humano. En el que transfigura y transfiere su patrimonio intangible.
La realidad inteligible que el filósofo griego Platón definía como Idea se vincula intrínsecamente con la expresión inmaterial del arte. La trascendencia estriba en la disposición de transformar la realidad sensible –cosas- y su naturaleza material, en la revelación que somos: la creyente afirmación en la exploración incesante. El arte es luminaria que se empuña con la vana pretensión de vislumbrar más allá de misterio que nos envuelve.
PRECIPITACIÓN HACIA LO ESENCIAL e insondable, ese es el verdadero fin que persigue el artista. Explorar la sima de lo connatural y efímero que subyace en el yo. La huella dactilar es única: la fragilidad. El arte aspira a recordarnos que nuestro paso transita por la senda que otros hollaron. La conexión es universal y abarca tanto a quienes nos precedieron como antecedimos.
El pintor ruso Vasili Kandinsky afirmaba que “El arte va más allá de su tiempo y lleva parte del futuro”. Ese valor de nuevo augurio lo fue antes de asentimiento con el tiempo pasado. Las pinturas rupestres, a modo de ritual al abrigo de las cuevas o el primer grito de dolor y desgarro por la pérdida de un semejante, se prestaron a indicarnos que el lenguaje no es tan solo un medio de expresión. Es una necesidad de erigirnos en protagonistas del espacio que moramos. El lenguaje nos dota de conciencia. De esa “resonancia interior”, a la que recurría el autor de Sobre lo espiritual en el arte para explicar el efecto que provoca y que la convierte en una manifestación del alma.
JOSÉ LUIS NAVARRO TRAZA EL PERFIL DE LA AUSENCIA. De ello es consciente quien contempla su obra pictórica que trasmina con poderosa sinestesia. El desprendimiento se transluce como signo distintivo y premeditado de solaz abstracción: la línea emboscada, aparentemente ingenua, es arquitectura de lo arcano; la simbología atávica del cuerpo humano concebido sin rasgos, sin memoria, parece clamar piedad para el mundo; el instante conmovido no se detiene en la linde del lienzo y es merecedor de la reflexión a la que dispone su encuadre; la ironía contextualizada en la estética personal y depurada del autor nos exhorta a considerar lo menudo que somos; la sensación de serena nostalgia acompasa el sentir que traspasa la mera observación, convirtiéndose en meditación El pintor granollerense acumula tal dosis de heterogeneidad en la práctica artística que, de forma y manera redescubridora, su evolución gravita en el tiempo. La indagación es basamento vertebral en su quehacer creativo. Aglutinando y componiendo una miscelánea rica en propuestas transversales, gracias a su capacidad y maestría en ensamblar una amplia gama de procedimientos pictóricos. A lo que incorpora el espíritu lírico, incidiendo en el trasunto que definiera Rembrandt, “El pintor persigue la línea y el color, pero su fin es la poesía”. La pintura es celosía para la imaginación de otros horizontes que nos recatan del hastío y embargan de inquietud. Una inquietud vital y esperanzadora.
EL CIELO BENEFACTOR SE ANUNCIA en cada nueva obra de José Luis Navarro. Y ese lugar no es privativo ni privilegiado. Nos pertenece. Su textura aviva en la mirada de quien la contempla, el deseo de habitarla.
Pedro Luis Ibáñez Lérida
Poeta, articulista, crítico y comentarista literario. Miembro del Consejo de redacción de la Revista de Literatura Nueva Grecia Entre sus libros de poesía se encuentran Retazos – I Premio Plumier de Versos-, Ed. Nuño 2.005, Sevilla. Con voz propia Ed. Nuño 2.007, Sevilla. Recibió eI I Premio del III Certamen Creadores por la paz y la libertad en la modalidad de Poesía por su obra Desde la raíz de hondura secreta. De reciente publicación El milagro y la herida Ed. Voces de Tinta 2.009, Sevilla Forma parte de la Antología Poetas en Bicicleta, Homenaje a la Bicicleta a través de la Poesía, Ed. Nuño 2007 y Antología El Aljarafe y el vino, Ed. Aconcagua 2008, La caricia del agua, Emasesa, 2009, con Edición y Prólogo de Francisco Vélez Nieto; Poéticos maullidos. Antología Felina, Ed. Los Libros de Umsaloua 2.009., Homenaje a la Velada en honor a Juan Ramón Jiménez, celebrada en el Ateneo de Sevilla en marzo de 1912, Ateneo de Sevilla, 2.009; Para Miguel centenario del poeta Miguel Hernández, Atrapasueños Editorial 2010; Antología Chilango Andaluz, Ultramarina Cartonera 2011; Antología El vino en la poesía. Selección y prólogo de Francisco Vélez Nieto, Guadalturia Ediciones, 2011; La poesía es un arma cargada de Celaya. Centenario de Gabriel Celaya 1911-2011, Ed. Atrapasueños.
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